Se considera una piel joven de los 35 hasta los 44 años de edad. En esta etapa la piel comienza a sufrir cambios estructurales, casi imperceptibles.

La epidermis empieza a adelgazar, esto sucede más rápido en las mujeres, mientras la dermis se adelgaza igualmente en hombres y en mujeres. 

Normalmente alrededor de los 35 a 44 años, muchas mujeres viven su primer embrazo, durante esta experiencia la piel y el organismo sufre cambios interesantes. Es probable que, si los cambios hormonales afectaron tu piel años atrás, tras el parto veas mejorar tu piel en general. Aunque existe posibilidad que se puedan presentarse algunos signos de envejecimiento.

Durante esta etapa pueden aparecer los siguientes signos:

  • Manchas leves en el rostro.

  • Líneas de expresión no tan marcadas.

  • Perdida de luminosidad.

Si no previenes la acentuación de estos signos con el uso de rutinas y hábitos diarios a través de cremas faciales, geles contorno de ojos y vitaminas tópicas. Combinándolos entre sí, durante mañana y la noche. Además de intensificar con otros cuidados adicionales, como protección solar, buenos hábitos de sueño y un correcto régimen alimenticio, con el paso del tiempo se volverán más resistentes a los tratamientos y será más complicado atenuarlos.

Por eso la importancia de diseñar estrategias de prevención para envejecer de forma saludable, con el uso de productos ideales para tu tipo de piel.

Conoce tu tipo de piel y rutina diaria